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María Antonieta: La moda como reflejo de emociones

El film de 2006 dirigido por Sofía Coppola y protagonizado por Kirsten Dunst no solo ha sido elogiado por su trama, sino también por la moda. Milena Canonero ganó su tercer Oscar a mejor diseño de vestuario gracias a su trabajo en Marie Antoinette, y no es casual. Su labor consistió no sólo en representar fielmente la época, sino que también logró plasmar los sentimientos del personaje a través de las siluetas y colores de las prendas.

La película comienza con una María Antonieta de 14 años, llegando a Francia para casarse con el Delfín. Sus indumentos reflejan su juventud, desde los colores pasteles a los moños y volados. Coppola y Canonero buscaron plasmar una paleta cromática juvenil, simplificar las típicas siluetas del siglo 18 para crear una imagen más estilizada, y también suprimir las joyas pesadas, que hacían que la actriz luciera mayor.

Al pisar tierra francesa, la princesa es despojada de sus ropas austríacas, y se le brindan prendas nuevas. Esto es una representación de cómo la están separando de su pasado, de su ser a la hora de vestir, para que encaje en su nueva vida en Francia.

En un principio, y luego de la boda con Luis XVI, sigue manteniendo una aspecto muy aniñado y colorido, predominando el rosa, el celeste y el amarillo. Se hace notorio que busca pertenecer y cumplir con su deber, complacer a su madre y al resto de la corte. Pero conforme pasa el tiempo, y con un matrimonio que aún no ha sido consumado, la poca atención que recibe de parte de su marido y las expectativas que tienen de ella como futura reina la abruman. María Antonieta refleja este rechazo y resignación en sus prendas, comenzando a usar tonos más saturados y elementos extravagantes, como plumas y brillo, buscando atraer las miradas. Comienza a marcar la cintura, usar mucha cantidad de tela e incluir el recurso de drapeado en sus vestidos, ostentando cada vez más y olvidándose de la simpleza con la que la conocimos en las primeras escenas de la película.

Una situación a destacar es cuando María Antonieta recibe una carta de su madre, quien le dice que su hermana estaba embarazada y le recalca que su posición en la corte francesa no está asegurada mientras que no produzca un heredero. La futura reina viste un vestido con un motivo floral en tonos claros, casi idéntico al estampado de las paredes detrás de ella. María Antonieta comienza a desvanecerse apoyada en la pared, camuflándose en ella, mimetizándose con Versalles. A pesar de sus intentos por encajar y ser aceptada, aún no ha podido satisfacer los deseos de su madre y del resto de la monarquía, y eso hace que su vibrante personalidad se apague, y se vea opacada por la exageración del palacio.

La forma que encuentra de resolver sus problemas y olvidar sus obligaciones es a través de la ropa y la comida. Empieza a gastar grandes cantidades de dinero, ostentar y deleitarse con el lujo como nunca antes, lo que se contrapone con el sufrimiento del pueblo francés y la grave situación económica que se vivía.

El momento de quiebre en la vida y el estilo de la ahora reina es el nacimiento de su primera hija María Teresa. Con el peso de dar a luz a un heredero quitado de sus hombros, María Antonieta se vuelca a la naturaleza, a las siluetas más simples y menos voluminosas, en tonos

claros. Es nuevamente esa que conocimos al principio del film, más relajada, sin presiones, y vuelve a ser una niña luego de que la obligaran a crecer demasiado rápido. La reina se empieza a vestir por y para ella, sin intentar complacer a la corte francesa, a su marido o a su madre.

Pero la felicidad del nuevo comienzo en su vida no durará, ya que en un pequeño lapso de tiempo María Antonieta pierde a su madre y a uno de sus hijos. Entra en una etapa de luto, donde en su ropa predomina el negro y busca pasar desapercibida, cubriéndose la cara. La inminente Revolución Francesa también influye en su forma de vestir más sobria y austera. La reina ya no se siente protagonista, sino que acompaña a su esposo durante el momento de tensión que vive la monarquía y se sitúa en un segundo plano. Su personalidad vivaz, feliz y relajada se ve reemplazada por una actitud más seria, y esto lo demuestra su vestimenta. Se distingue del pueblo hambriento usando tonos violetas y lilas, el color de la realeza, que no se había observado hasta este momento del film, pero las siluetas se simplifican ante el rechazo del pueblo por todo lo relacionado al lujo y la ostentación.

Coppola y Canonero lograron ilustrar el desarrollo y la evolución del personaje de María Antonieta a través de sus indumentos. Graficaron la complicada historia de vida de la reina a través del uso del color y la forma, como espejo de lo que la protagonista sentía. “Marie Antoinette” nos demuestra que la ropa no es solo un elemento que cubre nuestros cuerpos, sino que es una forma de expresión, que muchas veces dice lo que en palabras no podemos.